Si aún no has elegido destino, viaja a laguno de estos paraisos.
Es inevitable con estas temperaturas pensar en darse un chapuzón y, más aún, si el baño te lo vas a dar en una piscina de aguas termales, como la que se ha formado al sudoeste de Turquía, en el valle del río Menderes: Pamukkale. Consideradas sus aguas desde antaño terapéuticas, cada vez son más los viajeros que se dan un remojón en este paraje blanco de ensueño, adornado con estalactitas de carbonato petrificado.
Aguas curativas, según dicen los locales, también son las de las termas de Saturnia, al suroeste de Toscana, en Italia. El agua brota de las cavidades de la roca volcánica a 37ºC. Para aquellos que disfrutan de la calma, está la recóndita isla de Thassos, en Grecia, de difícil acceso, y las piscinas Fairy, en Skye, en Escocia, desconocidas para muchos ya que hay que caminar muchos kilómetros para hallar este paraíso, en medio de un profundo valle rocoso. Más saturada suele estar la piscina del Parque nacional de Krka, en Dalmatia, en Croacia. No en vano, ¿quién no desearía darse un refrescante chapuzón en una piscina con cascada?.
A pesar de ser piscinas de agua salada, las de Los Charcones, en Lanzarote, Charco Azul, en La Palma y Punta Pedrera, Ibiza, suelen recibir a aquellos viajeros que buscan auténticos paraísos naturales. Situada entre Playa Blanca y Las Salinas, los Charcones están formados por asombrosas pozas de aguas cristalinas, con diferentes profundidades. De agua marina es también la piscina de Punta Pedrera que emerge en un paraje escarpado, al que se accede por senderos angostos y empinados.