Con el océano como telón de fondo, esta carretera es la mejor opción para explorar la costa californiana desde el coche. Si es en descapotable, aún mejor.
Seguramente hayas oído hablar de la ruta 66, que cubre el trayecto entre Chicago y Los Ángeles. Pues bien, la 1 tampoco desmerece el interés del viajero: siempre al lado del Pacífico, transcurre a lo largo de la Costa Oeste, en el estado de California, desde San Francisco hasta San Diego. El recorrido también puede hacerse a la inversa, pero de norte a sur ofrece mejores vistas. Además de las paradas para hacer fotos en acantilados y puentes, hay varios puntos del recorrido que merecen parada y fonda. El número de días que quieras invertir en hacer la ruta dependerá del tiempo y del presupuesto. En total, son algo más de 500 millas, es decir, un poco más 800 kilómetros. Eso sí, en varios puntos, la carretera es una sucesión de curvas y más curvas, por lo que la velocidad media no será muy alta. Para ir sin prisas, completar la ruta en tres días puede ser una buena opción, escogiendo los sitios clave para hacer noche. Aquí tienes el top 10 de altos en el camino que no debes perderte.
San Francisco. Es el punto de partida de la ruta. ‘Frisco’, como a veces se la conoce (aunque los locales odien ese nombre), es una ciudad con múltiples caras y mucho que ver y hacer. Sin duda, su símbolo es el Golden Gate Bridge. Una buena forma de conocerlo es cruzarlo en bicicleta, aunque también puede hacerse a pie o en coche. Si dispones de varios días, merece la pena coger el ferry a la isla de Alcatraz. También puedes montar en un ‘cable car’, intentar subir por la empinada Lombard Street, tomarte una café en Union Square o probar la especialidad de Fisherwan’s Wharf, la crema de almejas.
Santa Cruz. Una vez en carretera, la primera parada en el camino es Santa Cruz, a menos de dos horas de San Francisco. Destino surfero por excelencia, su imagen más icónica es el paseo marítimo y su parque de atracciones. No es que tenga un aire ‘vintage’, es que es el más antiguo de toda la Costa Oeste.
Monterey. Un buen tramo de carretera con curvas te llevará hasta la bahía de Monterey, que presume de tener algunos de los paisajes de costa más bonitos de toda la ruta. Los lobos marinos de la reserva de Point Lobos parecen estar de acuerdo. Puedes contemplarlos desde varios miradores. Dentro del condado de Monterey está Carmel, un pequeño pueblo con mucho encanto. Repleto de tiendas, cafés y restaurantes, también es muy conocido por sus campos de golf.
Big Sur. Una de las fotografías obligatorias del recorrido es la del Bixby Bridge, uno de los puentes de un solo arco más altos del mundo. Tendrás que atravesarlo, pero no mires abajo, tiene más de 217 metros de alto. Pero Big Sur es una foto continua y no solo por este puente. Sus paisajes, repletos de acantilados y pequeñas playas de agua turquesa, debieron inspirar a Jack Keourac que tituló así a una de sus novelas. El autor de ‘En el camino’ también era amante de los ‘roadtrips’.
San Luis Obispo. Famoso por la Misión de San Luis Obispo de Tolosa, también es conocido por sus mercados de agricultores locales que se organizan cada fin de semana. Muy cerca está el Castillo Hearst, también llamado “La Casa Grande”. Fue un capricho del magnate William Randolph Hearst, que nunca llegó a verlo terminado.
Santa Bárbara. Otra de las 21 misiones que fueron fundadas por los franciscanos españoles está aquí. Santa Barbara Old Mission se sitúa alrededor de una fuente central y de un bonito parque repleto de palmeras. La ciudad es conocida como la ‘Riviera estadounidense’, con cuidadas playas de acceso público y espectaculares atardeceres desde el muelle.
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Malibú. Lo conocerás por la televisión. Cuenta con más de 50 kilómetros de playas, pero muchas de ellas son privadas, ya que es zona de mansiones y hogar de muchos famosos. En algunos puntos, la única forma de acceder a la playa es pagando por aparcamiento o como parte de la consumición de un restaurante. También es del gusto de los amantes del surf.
Los Ángeles. Una visita en condiciones a Los Ángeles puede suponer varios días. Más aún para los cinéfilos: el Paseo de la Fama, el cartel de Hollywood en lo alto de Griffith Park, el Teatro Kodak, Universal Studios… Todo ello unido a la posibilidad de cruzarte con alguna ‘celebrity’ hollywoodiense en algún restaurante. Pero no todo está en la ciudad: sus alrededores son más que reseñables. Los canales de Venice o el muelle de Santa Mónica son dos de las visitas imprescindibles.
Long Beach. La última parada antes de llegar a tu destino supone un pequeño desvío de la ruta principal, pero merece la pena para ver el Queen Mary. En su día fue el transatlántico más grande del mundo. Hoy es un hotel, museo, restaurante y en ocasiones especiales, como en Halloween, un parque temático. Continúa tu viaje hasta San Diego por la carretera que transcurre por Dana Point, Laguna Beach y Huntington Beach.
San Diego. Gracias a su importante centro financiero, el skyline de la ciudad compite en importancia con la bahía. San Diego vive volcada hacia al mar, pero también hacia su fauna y flora. El zoo, situado en Balboa Park, es uno de los más grades del mundo. En La Jolla reposan varios centenares de leones marinos. Es una especie protegida y no está permitido subirse al acantilado para tocarlos, pero si decides hacer una excursión en kayak por la bahía, seguro que se acercan a despedirte.