El buen tiempo se acerca y con la llegada del verano parece que apetece más irse de viaje, también es el momento del año en que tenemos menos carga de trabajo y disfrutamos mucho más de esos días de descanso.
El destino que quería recomendaros en este post nos queda muy cerca de nuestro país y aunque quizá precisamente por eso, por la cercanía, lo tengamos un poco olvidado, Portugal y en concreto Lisboa merecen la pena y mucho.
Hace poco estuve en Lisboa y es una ciudad que enamora, a simple vista puede parecer que sus edificios y algunas calles no están demasiado cuidados, y es verdad, pero creo que ahí es donde reside la magia y el encanto de esta ciudad.
Lisboa es la capital de Portugal, situada hacia la mitad sur del país, recorrida en su totalidad por el río Tajo, donde encuentra en Lisboa su desembocadura. El centro histórico de la ciudad está formado por siete colinas por lo que si eliges Lisboa como destino para tus vacaciones, escoge ropa cómoda como un pantalón combinado con una camisa o algún top, un bolso de buen tamaño para llevar todo lo necesario como, gafas de sol y una botella de agua, fundamental, y calzado en el que lleves el pie sujeto como unas alpargatas que te resulten cómodas y que tan de moda están, porque te hará falta un calzado cómodo para andar recorriendo sus calles empinadas. Y es que al estar en una colina muchas de sus calles no son aptas para el paso de vehículos, siendo la única opción para acceder el tranvía o ir a pie, lo que os recomiendo para empaparos del encanto de Lisboa.
Lisboa está dividida en varios barrios claramente diferenciados, se puede decir que los barrios más importantes son La Baixa, El Chiado, el Barrio Alto, La Alfama y Belém, cada uno con un espíritu único. Pero, además de los barrios más tradicionales, en Lisboa hay dos zonas más modernas que son la Plaza del Marqués de Pombal y alrededores y la zona del Parque de las Naciones, construida para la Expo de Lisboa de 1998.
La Baixa es el barrio más céntrico e importante de Lisboa que fue reconstruido tras el terremoto del siglo XVIII por el Marqués de Pombal. Este barrio se caracteriza por un estilo clásico y calles geométricas, con sus fachadas cubiertas de los azulejos típicos de Portugal y que tanto me gustan.
El barrio de la Baixa comienza en la Plaza de los Restauradores, llamada así en honor de los que en 1640 se rebelaron contra la dominación española y en cuya plaza se encuentra un obelisco conmemorativo. Atraviesa la Avenida de la Libertad, la avenida más majestuosa de Lisboa con edificios del siglo XIX y aceras cubiertas de mosaicos que forman dibujos en blanco y negro, esta avenida está llena de cafés con terrazas cubiertas, monumentos y jardines, y que llega hasta la Plaza del Marqués de Pombal, donde comienza la moderna Lisboa. La Baixa es además el barrio más comercial, donde se encuentran las plazas y calles más emblemáticas.
Cerca de la Plaza de los Restauradores, está la Plaza do Rossio que existe desde el siglo XIII y que es una de las más animadas de la ciudad, además de punto de encuentro para lisboetas y turistas. Próxima a esta plaza se encuentra la Plaza de Figueira, con edificios clásicos y una estatua ecuestre de Juan I, desde la que sale la elegante calle peatonal de Rua Augusta, la cual a través de un Arco de Triunfo conduce a la Plaza del Comercio, la más espectacular de Lisboa.
En la calle Santa Justa encontraréis el elevador de Santa Justa que os ayudará a salvar la pendiente entre La Baixa y el barrio del Chiado o bien, coger el tranvía 28 o el funicular Da Gloria.
El Chiado es un barrio elegante y bohemio conocido como el “Montmartre” de Lisboa. Este barrio fue totalmente reconstruido después del incendio de 1998, en este barrio destacan las calles do Carmo, con las ruinas de la iglesia del mismo nombre, y la de Garret.
El Barrio Alto es la Lisboa más alternativa, unido a La Baixa por la Praça Luis de Camoes donde se produjo la Revolución de los Claveles y en cuya plaza se alza un monumento en honor al poeta Luis de Camoes.
Este barrio es una de las mejores zonas para escuchar fados y lugares a destacar son el Café A Brasileira, donde en una de las mesas de la terraza se encuentra una escultura de bronce representando a Fernando Pessoa, y el Miradouro de Sao Pedro de Alcántara con vistas a La Baixa, el Tajo y la colina del castillo de San Jorge.
Dicho castillo se halla en el barrio de la Alfama, un arrabal humilde antiguo de pescadores que conforma la esencia de Lisboa. Desde el castillo tendréis unas vistas preciosas de todo el barrio y el puerto. No te pierdas la Casa dos Bicos, por los picos de su fachada.
En la Alfama se hallan ruinas del Teatro Romano, en la rua da Saudade y en el interior de la catedral, así como la Casa dos Bicos, famosa por los picos de su fachada y el Museo del Fado.
Para llegar hasta esta zona de callejuelas empinadas y estrechas no aptas para el tráfico rodado, podréis coger el tranvía 28 o llegar andando dando un paseo.
El barrio de Belém está más alejado del centro, aunque no por ello mal comunicado. Este barrio se encuentra casi en el encuentro del río Tajo con el mar. Desde aquí partían los exploradores portugueses en su deseo de descubrir y conquistar nuevas tierras.
En este barrio no debes perderte el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém, el Monumento a los Descubridores, el puente 25 de abril, el Cristo Redentor, tan solo 20 centímetros más pequeño que el de Brasil y el Museo Nacional de coches.
El barrio de Belém es famoso también por sus famosos pastelitos, recién hechos de la Antigua Fábrica. Estos pastelitos son tortitas de crema, con masa hecha de hojaldre, como curiosidad, dicen que esta receta solo la conocen 3 personas.
Para llegar a esta zona de Lisboa, lo mejor es coger el tranvía 15 en la Plaza del Comercio, en la estación Cais do Sodré. ¡Aunque cuidado con los carteristas en el tranvía!
La zona del Parque de las Naciones es un lugar de ocio creado con motivo de la Exposición Universal de 1998, situada en la nueva Lisboa con acceso a través de la estación de Oriente y el puente Vasco de Gama con casi 18 kilómetros de longitud, siendo el más largo de Europa, junto a la Torre Vasco de Gama que es un mirador excelente.
Además de restaurantes, jardines, un centro comercial y demás servicios se encuentra el segundo acuario más grande de Europa, los Jardines del Agua y el teleférico.
Haciendo un alto en la visita a Lisboa más histórica y cultural, si el buen tiempo os acompaña podéis dedicar alguna jornada o parte de ella a visitar sus playas. Aunque lo cierto es que Lisboa no tiene playas como tal, y es que la inmensidad de agua que se ve desde la Plaza del Comercio no es ni más ni menos que la desembocadura del Tajo. Aun así a pocos kilómetros de la ciudad hay dos áreas de playa importantes, una al oeste de la ciudad y la otra algo más lejos, la llamada Costa de Caparica, pero la favorita de los lisboetas.
Estando en Lisboa, no podéis dejar de probar sus platos típicos, entre ellos cualquier pescado, pero especialmente el bacalao o la cataplana de mariscos, que es una caldereta de mariscos cocinados en cazuela o la sopa de pescado. Otros platos típicos son el caldo verde a base de col y patata, la sopa de nabicas con hojas de nabo, el cocido a la portuguesa, las migas de Alentejo con carne de cerdo adobada y pan, las feijoadas que es un guiso de judías blancas o pintas acompañadas de matanza o la francesinha, una especie de sándwich con jamón, embutidos, queso y huevo.
Si llegáis al postre, os recomiendo las piñonatas, los pasteles de Belém, los confites que son dulces de naranja, el arroz con leche o las peras al vino.
Con tanto plato típico será difícil decidir que probar, pero después de haber cogido fuerzas tras un día de turismo, enfúndate en un look cómodo como un vestido largo, una cazadora vaquera por si caen algo las temperaturas por la noche, unas sandalias y algún complemento especial como un bolso con pompones, en plena tendencia este verano y lánzate a las calles de Lisboa al caer la noche y disfrutar su ambiente en alguna terraza mientras tomas un aperitivo y decidís donde cenar. Algunas recomendaciones son Casa do Alentejo especializado en comida tradicional, O Tejo Bar o Chapitó para la noche, Casa Uma cuya especialidad es el arroz con marisco o Bica do Sapato, restaurante de moda en la ciudad.
Nada mejor para poner el broche final a tu escapada lisboeta, que dedicar un rato de la jornada a realizar algunas compras o simplemente visitar algunas de las tiendas más antiguas que son verdaderas joyas, como Luvaria Ulises una pequeña tienda de poco más de tres metros cuadrados, empotrada en la antigua Muralla do Carmo. Esta tienda es una marca de tradición y calidad en el arte de la confección de guantes; o la sombrerería Chapelarias Azevedo Rua, están desde 1886, van por la sexta generación y es la única tienda del sector en la ciudad. A vida portuguesa, es otro espacio centenario conservado de manera integral que no puedes perderte y es que elogia la producción portuguesa con productos tan variados como pasta de dientes, crema para afeitar, jabones, objetos de cocina, mantas, juguetes, dulces…
Para las compras menos tradicionales, os recomiendo Philosophie, una tienda multimarca de marcas de lujo en versión low cost, como Missoni, Moschino Cheap & Chic, Seven, Valentino…además te ofrecen asesoramiento de imagen; o LX Factory que son unas antiguas naves portuarias abandonadas y transformadas en tiendas, restaurantes, talleres, escuelas, peluquerías, librerías, etc. Además, encontraréis Landeu, donde sirven el mejor chocolate de la ciudad.
¡Qué disfrutéis de esta maravillosa ciudad!