¿Te imaginas dándote un baño en una piscina de agua caliente ? No tienes que dejar volar mucho la imaginación ya que esto es posible.
Pamukkale – Turquía
Aunque parezcan mentira, es posible bañarse en estas espectaculares terrazas escalonadas blancas de roca caliza, donde el agua brota a 35ºC y de sus suelos sale un caudal incesante de 240 litros por segundo. Además estas aguas, ricas en calcio, atraen a numerosos visitantes que acuden a la zona para beneficiarse de sus propiedades.
Los romanos durante siglos se asentaron en este idílico paraje que a lo largo de la historia atrajo un gran número de enfermos para tratarse sus enfermedades. En sus proximidades el rey de Pérgamo, Attalos II, ordenó construir una ciudad en el año 190 a.C. en honor a Hiera, esposa de Telephos. Aunque no sería hasta la época de los emperadores Adriano y Caracalla cuando la ciudad adquirió un mayor protagonismo por sus aguas termales.
Blue Lagoon – Islandia
Si este verano vas a viajar a Islandia, no pierdas la oportunidad de darte un chapuzón en este balneario geotermal en un agua a 40 grados, rodeado de roca volcánica, nieve y hielo. Situado al suroeste de Islandia, según los expertos sus aguas ayudan a curar enfermedades de la piel. Para acceder a él, tendrás que pasar por el Spa, previo pago de una entrada.
Lençóis Maranhenses – Brasil
Si estás dispuesto a cambiar el frío de Islandia por las altas temperaturas de Brasil, os animamos a que crucéis el charco para remojaros en las piscinas naturales de Lençóis Maranhenses.
El Parque Nacional de Los Lençóis Maranhenses alberga un kilométrico desierto de dunas de arena blanca en el que se forman numerosas lagunas de aguas azules. Aunque cuando uno piensa en el desierto se lo imagina sin agua, debido a la cantidad de lluvias que caen sobre las dunas, se crean pequeños charcos que con el tiempo dan origen a estas lagunas de aguas cristalinas en las que habitan distintas especies de peces y tortugas.
Cataratas Havasu – Estados Unidos
A unos 315 kilómetros al oeste del borde sur del majestuoso Cañón de Colorado, se encuentra el valle que rodea al Cañón de Havasu. En este emplazamiento aparecen cuatro magníficas cascadas, con una caída de 37 metros de altura, a las que se puede acceder mediante un sendero de cierta dificultad. Es un gustazo bañarse en esta piscina natural de cristalinas aguas azul verdosas, rodeado de enormes rocas de color rojizo.
Garganta de los Infiernos – Cáceres (Extremadura)
Esta Reserva, localizada en las inmediaciones del Valle del Jerte, constituye un paisaje de montaña de gran belleza surcado por bravos cursos de agua procedentes de la cercana Sierra de Gredos donde es posible darse un chapuzón. La vegetación del área incluye bosques de fresnos y acebos, inmensas masas de brezos y pastos subalpinos en las cumbres.
Cataratas Victoria – Zambia
Para muchos la conocida como la piscina del diablo es la piscina natural más peligrosa del mundo. Ubicada junto a la caída de las cataratas Victoria, está asombrosamente a 360 metros de altura. !Esto si que es bañarse al filo! La mejor época para darse un baño en esta increíble piscina es entre septiembre y diciembre, cuando el río es menos caudaloso.
Grotta della Poesia – Italia
Situada a unos 20 km de Otranto, en Rocha Vecchia, esta encantadora roca surgió por el vaivén continúo de las olas. Para acceder a este agradable piscina natural rodeada de rocas se tiene que recorrer a pie la costa desde Otranto a Roca. Por el camino no dejes de pasar por San Foca y Torre dell´orso.
Cenote Ik Kil, Chichén Itzá – México
Es la piscina perfecta para darse un chapuzón tras pasar varias horas paseando por Chichén Itzá o El Balam. Situado a tres kilómetros de las ruinas mayas, este maravilloso cenote azul es un pozo redondo con aguas frescas, y rodeado por frondosa vegetación. Antiguamente, según las leyendas locales, los mayas realizaban en los cenotes sacrificios humanos en honor al dios de la lluvia Chac.
Cascada Tat Kuang Si – Laos
Cerca de la ciudad de Luang Prabang, a unos 30 kilómetros, está la cascada de Tat Kuang Si, donde un baño a primera hora de la mañana es la fórmula perfecta para empezar el día con fuerza y vitalidad. Lo que más llama la atención de estas piscinas es el agua que se desploma desde la parte más alta de este espectacular paraje natural salpicado de árboles y matorrales. Y para los más aventureros, de los árboles cuelgan unas lianas desde las que tirarse a sus frescas aguas.
Sima de Bimmah – Omán
Siguiendo la carretera de la costa, dirección a Mascate, se ha abierto un agujero en el suelo con aguas cristalinas donde es posible darse un chapuzón. Situado a unos 6 km de Dibab, para acceder a esta piscina con 20 metros de profundidad hay que bajar con mucho cuidado por unas escaleras. Si te gustan las emociones fuertes, puedes seguir buceando un túnel submarino de unos 500 metros que conecta la piscina con el mar.