Todos los postres son pocos cuando llega el frío. Cualquiera es bueno para entrar en calor por el estómago. Una lista repostera tan larga como lo que dura la estación blanca.
El mejor antídoto para una tarde fría y lluviosa de invierno es una merienda con la que endulzarte. Y que esté calentita. Por desgracia, el invierno es muy largo y a menudo ni siquiera apetece salir de casa, así que ¿qué mejor manera de combatir el frío que pasar estas tardes dedicándote a la repostería casera?
Chocolate con churros
A los más golosos no hay nada que les apetezca más en invierno que una generosa taza de chocolate espeso y caliente, acompañada de una ración de crujientes churros o porras. El dulce más ‘typical spanish’ se toma como merienda o desayuno en muchas ciudades de España. Además es un desayuno muy común para darle la bienvenida al Año Nuevo y superar, mojando churros, la primera resaca festiva. Su elaboración es muy sencilla: harina, agua y sal. Se amasa con una cuchara de madera y, sin necesidad de reposar, se mete en una churrera para darles la característica forma antes de freírlos en aceite caliente. ¡Y listos para mojar!
Frisuelos, filloas o crepes
Filloas en Galicia, frisuelos en León, frixuelos en Asturias o de ambas formas en Cantabria. Crepes a la española con tantos nombres como variantes. En una sartén untada con aceite o mantequilla se vierte un chorro de la preparación hecha previamente de harina, azúcar, leche y huevos, lo justo para cubrir la base de la sartén. De esta forma, el resultado es una placa finísima. Los clásicos se toman espolvoreados con azúcar y enrollados, aunque también pueden rellenarse dejando volar la imaginación: chocolate con helado, crema pastelera y frutas…
Peras al vino
Cuando de vino se habla en España, todos señalamos un mismo punto en el mapa: La Rioja. En esta receta, el tinto se calienta con azúcar hasta crear un almíbar en el que se cuecen las peras peladas y enteras con una rama de canela y piel de limón. Cuando están cocidas, se dejan macerar y se sirven cuando estén frías.
Brioche
Es un bollo esponjoso de harina, huevos, leche y azúcar. Tradicionalmente suele estar elaborado con nueces y pasas, aunque también es común encontrarlo en su versión marmolada relleno de chocolate.
Compota de manzana
La manzana es una de las frutas que más juego da en invierno, y la compota, una de las recetas más tradicionales. Solo hay cocerlas y troceadas en un almíbar hasta que se deshacen. Además pueden servir de acompañamiento para otros platos. Menos elaboradas aún son las manzanas asadas. Solo hay que descorazonarlas, espolvorear azúcar, añadir un chorro de agua y llevarlas al horno (o al microondas para que sea más rápido). Se pueden tomar frías o calientes.
Postres de castañas
Invierno es tiempo de castañas. Durante esta época pueden tomarse asadas, que es la forma sencilla, o glaseadas. El clásico ‘marron glacé’, de origen francés, es muy popular durante la Navidad. También en preparaciones más elaboradas como tartas, mousse, pudines e incluso en forma de puré para acompañar carnes.
Bizcochos
Es cierto que no tiene que ser invierno para tomar un buen bizcocho; sin embargo, en invierno apetecen más si cabe. Se consumen de casi todo: frutos secos, manzana, chocolate, zanahoria, naranja… aunque los de yogur, limón y savarín (borracho) siguen estando entre los más clásicos.
Leche frita
Es un dulce típico del norte que se obtiene de cocer harina con leche, azúcar y yemas de huevo dando vueltas hasta que se convierte en una masa espesa. Después se vierte en una fuente alargada y se deja enfriar en la nevera. Cuando la masa está dura se corta en cuadraditos que se pasan por harina y huevo y se fríen. Se sirve espolvoreada con azúcar y canela en polvo.
Buñuelos de viento
La fecha más típica de los buñuelos de viento en España es durante la festividad de Todos los Santos, pero están tan ricos que las confiterías los siguen despachando el resto del invierno. Es una masa de harina, huevos y manteca que cuando se fríe dobla su volumen y se hincha; de ahí el apelativo ‘de viento’. El relleno más típico es de crema, pero también pueden ser de chocolate o nata.
Pastas de manteca
Tras la matanza llega el momento de ingredientes como la manteca, que comienzan a guardarse para todo el año, y con el que hacer elaboraciones como las ricas pastas. Puedes acudir a una confitería y comprarte una caja que de seguro durará muy poco o prepararlas en casa. Son las clásicas galletas rústicas perfectas para tomar con café, té o un chocolate caliente.
Repostería navideña
¡Imposible olvidarse de los dulces navideños! Mazapanes, mantecados, polvorones y turrones variados: de yema, de chocolate, el duro y el blando, o el ‘top’, el de Jijona. Aunque en España somos expertos en dulces navideños, hemos adoptado también el ‘panettone’ italiano, un bollo tipo brioche con frutas confitadas. Y por último, el protagonista del día de Reyes: el roscón.