Hoy te invitamos a reflexionar sobre el paradigma de las diferencias turista y viajero. Tal vez esto te sirva a la hora de encontrar el viaje y destino perfectos, de buscar vuelos, y hacer, de tu próximo viaje, la experiencia que realmente deseas tener. Y es que, con las nuevas dinámicas a nivel mundial, y con el cambio que se está dando en personas de todo el mundo a través de la posibilidad de viajar, una posibilidad que hace cuarenta o cincuenta años solo era viable para los más afortunados, se nos abre la pregunta: ¿yo estoy haciendo turismo o estoy viajando? Y, de ser así, ¿qué relevancia tiene este cambio?
El turista
En la carrera de Turismo se ofrece una definición clara de lo que es un turista. El turista es ese individuo que, por distintos motivos, realiza un traslado desde su habitual entorno o lugar de residencia, a otro no habitual, pudiendo ser este del territorio nacional o del extranjero, y además, pernocta, esto es, pasa la noche, en esta otra ubicación. Siendo el motivo habitual del turista el ocio o disfrute, es catalogado también como turista la persona que viaja por trabajo, para visitar a algún familiar, o incluso por razones médicas, para, por ejemplo, ser sometido a una operación quirúrgica. La única condición para ser catalogado de turista es pernoctar en este otro lugar.
No obstante, cuando se habla sobre las diferencias entre el turista y el viajero, nos referimos más al turista vacacional. Estamos hablando de quien cuenta, al fin, de unos días libres y puede permitirse viajar a ese destino de su interés, con el que llevaba tiempo fantaseando. El turista vuela, llega a su destino, acude al hotel, mira por la ventana, disfruta de la brisa, acude a restaurantes de la zona, toma el sol, sube a la montaña, visita el museo más reconocido del lugar, se toma un cocktail en el bar del hotel, y sí, disfruta, y esta es una experiencia muy agradable, muy útil si deseas descansar del ajetreo de la vida diaria.
Desde mi punto de vista, todos somos turistas, y todos somos, o podemos ser, viajeros. Depende, normalmente, del momento vital. Pero siento que no hay que perderse la experiencia de ser viajero, de pegar ese pequeño salto y salir a lo desconocido, a abrirse realmente al lugar que estamos conociendo para hacer de esa vivencia el mejor viaje.
El viajero
El viajero, ni mejor ni peor que el turista, es esa persona que se adentra en un destino y lo vive, acompañado por los locales. Es la persona que lleva consigo una transformación, un cambio de consciencia; el viaje para el viajero no supone unas vacaciones, es un paso más para descubrirse a sí mismo y para entender el mundo.
El viajero se esfuerza por inmortalizar los momentos, las caras, las anécdotas en su memoria. Puede contarlas o no, puede sacar fotografías o no, puede mostrar o no dichas imágenes. Eso no importa, pues estas perduran en su recuerdo. El viajero permite que las experiencias y los aprendizajes le cambien.
Es una persona que descubre facetas de la vida que no se había atrevido a investigar y siente miedo en ocasiones, pero no permite que este cambie su manera de ver la vida.
El viajero se da la oportunidad de mirar al mundo desde otro prisma, disfruta de las dificultades y aprende de ellas. Encuentra la manera de comunicarse, y entra en confianza con el local, vence su miedo a lo desconocido a través de mirar las diferencias con amor.
Piensa y racionaliza desde diferentes puntos de vista antes de juzgar algo, pues trata de entender al otro. Busca caminos alternativos y encuentra la manera de ir más allá del destino para conocer el lugar.
Entiende que los lugares son espacios llenos de emociones, sensaciones y tradición; observa en sus viajes por el mundo, recapacita y crea la realidad que está viendo. Se deja llevar a otros territorios mentales a través de sus viajes, alumbra ideas a través de lo aprendido a través de sus viajes. El viajero evoluciona con cada experiencia en un lugar diferente.
Además, el viajero no mira con condescendencia, tampoco con miedo, mira con profunda admiración por la vida. Sabe que el viaje es una parte de sí, un origen y un destino; trata de acondicionar su vida para que conocer nuevos mundos y aprender de ellos sea parte fundamental de la misma.
No tiene que inventar o dar excusas para viajar, no se trata de un premio, sino de un privilegio que todos tenemos por estar vivos y tener la oportunidad de cohabitar en este mundo diverso y maravilloso. Sabe que verá cosas que le hagan plantearse su escala de valores, verá situaciones y personas que le remuevan por dentro, y lo acepta y lo vive con gratitud.
El viajero no necesita reunir un presupuesto determinado para conocer el mundo, sabe que puede proveerse del viaje, que no es necesario un presupuesto alto para conocer, sentir y vivir la experiencia. Es una persona que acepta la hospitalidad y la promueve con sus actos y su actitud, que acorta distancia, remueve conciencias, y aporta, en su pequeña escala, a cambiar la visión del mundo de quienes le rodean.
Crea puntos de unión entre las culturas, provoca que, poco a poco, se genere un entendimiento global. Fomenta la convivencia, el respeto, el amor propio y a los demás.
El viajero desarrolla un mensaje a través de lo vivido, el cual permea a los demás, y es que lo esencial de la vida reside en las pequeñas cosas, como la mirada de un anciano, el sabor de una fruta en un mercado, la risa de los niños que juegan con un balón.
El viajero deja atrás los prejuicios para entender al otro, y, de esta manera, entenderse a sí mismo.
Ser turista es lo más común, pero puede que ya hayas sido viajero sin saberlo. Lo importante es que ahora podrás decidir, ¿en tu próximo viaje serás un turista o un viajero? Conecta contigo y busca un vuelo que se ajuste a tu perfil.