No hace falta ser Willy Fog ni hacerlo en 80 días. Si consigues reunir tiempo, dinero y decisión, podrás lanzarte a la que será –sin duda– la aventura de tu vida.
Lo más difícil de recorrer el mundo en un solo viaje es tomar la decisión de hacerlo. Ese vértigo hacia lo desconocido puede amortiguarse preparando bien cada paso antes de la partida. Para ponerlo en marcha, toma nota de estas sencillas recomendaciones y lánzate a la aventura de tu vida. Si además quieres que tu cartera no sufra en el intento, prepárate para aventuras como comer en la calle, dormir en aeropuertos y conocer mundo de verdad (fuera de los recorridos turísticos habituales). ¿Comenzamos?
Cómo dar la vuelta al mundo sin gastar demasiado
Si has tomado la decisión de escapar unos meses de tu rutina para conocer otros países, ¡estás de enhorabuena! La planificación de este largo viaje y la determinación de hacerlo es lo más complicado. Respecto al tema económico, es necesario que ahorres durante un tiempo para viajar con ese ‘colchón’ que te permitirá estar tranquilo en la primera etapa del viaje. Una vez tomada la determinación, tendrás que decidir cuánto tiempo te llevará tu aventura y comenzar a planear fechas y las diferentes etapas del viaje.
El primer paso, los billetes de avión
El transporte supone el mayor desembolso de todo el viaje. Sin embargo, algunas compañías se han asociado para crear un billete único. Puedes encontrar tickets de ‘Round the World’ (vuelta al mundo) por menos de 2.000 euros. Empezando por Asia, y regresando a Europa desde América, o a la inversa. Este boleto permite cuatro paradas a elegir entre Tokio, Hong Kong, Shanghái, Singapur, Los Ángeles, San Francisco, Honolulu, Vancouver y Auckland. Dentro de cada país, muévete con compañías de bajo coste, autobuses, trenes y ‘tuk tuk’ (moto con remolque característico de Asia). Pero si la idea de planificar los destinos te da dolor de cabeza, consulta entre las rutas opcionales sugeridas por la compañía aérea. Tu reserva es válida durante un año. Si esta opción te resulta demasiado ‘rígida’, siempre puedes sacar un billete a un solo destino e ir improvisando sobre la marcha, cambiando de país cuando ‘te lo pida el cuerpo’.
Papeles en regla: visado, seguro de viaje y vacunas
Si eres de estos últimos, ten en cuenta el tiempo límite del visado de turista en cada país. Y viaja siempre con el pasaporte en vigor. Lleva una copia de todos tus documentos escaneados por si perdieras los originales, o súbelos a la nube por si tuvieras que consultarlos en algún momento.
Contratar un seguro es la mejor idea cuando viajas al extranjero. Te cubrirá los gastos ante posibles atenciones por enfermedades imprevistas, regresos forzados o pérdidas de equipaje. Compara con las distintas compañías aseguradoras y elige el que mejor te convenga. Una vez sepas los países que vas a visitar, infórmate en el Ministerio de Asuntos Exteriores sobre las vacunas que necesitas en cada destino. Además, conviene que te hagas un carnet de vacunación internacional, ya que en algunos países es requisito de entrada.
Equipaje: viaja ligero
Para dar la vuelta al mundo, debes ir en tu versión mochilera. Aprenderás a vivir casi con lo puesto. Compra un par de mochilas resistentes y ligeras. La más pequeña te será muy útil como equipaje de mano en los vuelos y para pequeñas excursiones. Mete un adaptador de enchufe universal, un candado con cable largo, un saco de dormir y cargador de móvil o ‘tablet’. En cuanto a la ropa, lleva lo imprescindible: un par de camisetas y pantalones, unas zapatillas deportivas, unas chanclas, una sudadera, bañador, ropa interior y un botiquín básico (pastillas, repelente de mosquitos y antidiarreicos).
Además, podrás ir soltando lastre en el camino. ¿Cómo? Haciendo envíos desde las oficinas de correos, ya sea para mandar ropa que sepas que ya no va a utilizar o recuerdos de viaje que no quieras perder (ni cargar).
Alojamiento: casi todo vale
El día se pasa callejeando y conociendo nuevos lugares. Por eso, no es necesario gastar mucho en grandes hoteles a los que acudes solo a dormir y asearte. En algunos países asiáticos, una habitación doble con baño puede costar menos de diez euros. Y es común que en lugares como la India te ofrezcan habitaciones nada más bajar del autobús. En Estados Unidos la cosa cambia, y habitaciones con las mismas características rondan los 60 dólares. No descartes tener que dormir en una estación o aeropuerto en algún momento. O en casa de un desconocido. Cada vez es más habitual la tendencia ‘couchsurfing’: gente que acoge a turistas en su sofá o, si hay suerte, hasta en una habitación. Lo mejor, es ¡gratis! Y facilita conocer a gente nueva y sus tradiciones.
Comida: un mundo en el plato
Una de las ventajas de viajar por el mundo es probar los sabores de cada gastronomía. Cambia el chip y además de una experiencia culinaria, conseguirás que tu estómago deje de rugir. En Asia es muy común la comida en puestos callejeros en los que, por un euro, podrás comer un suculento plato. En los países más caros, comer en la calle y en restaurantes de comida rápida es la opción más económica. Y siempre puedes recurrir a comprar algo en un supermercado. Y si quieres cocinar, no renuncies a ello. En Australia los parques y jardines poseen barbacoas eléctricas gratuitas donde preparar tu comida.