De las playas de Madeira y Punta Cana a las ciudades llenas de historia de Polonia. Os proponemos cinco viajes baratos fuera de nuestras fronteras.
1. Madeira (Portugal)
Madeira es, indudablemente, uno de esos destinos que no debemos dejar de visitar este verano.
Por su privilegiado emplazamiento y por su exuberante belleza, esta joya natural portuguesa se ha convertido en el viaje soñado por todos los que añoramos los lugares mágicos. Madeira es la isla de los parajes y reservas naturales, de las casas pintadas de colores y de las calles floridas, mientras que las otras islas de este maravilloso archipiélago, bañado por las aguas del Atlántico, disfrutan de hermosas playas y calas de aguas transparentes.
La capital, Funchal, ha sabido conservar su aspecto de antigua ciudad colonial en la que se refugiaban piratas y corsarios, al mismo tiempo que ha evolucionado para adaptarse a la vida moderna. La ciudad está dividida en dos partes bien diferenciadas: la ciudad antigua conocida como la Marina y la ciudad moderna, creada en torno a la Estrada Monumental, donde se levantan los complejos turísticos más lujosos de la isla.
Y cuando se acaba de visitar la capital, se puede ir hacia Cámara de Lobos, llamada así por la cantidad de lobos marinos y focas que descansas en sus escarpadas costas. El paisaje que presenta el pueblo es espectacular: un muelle de pescadores enclavado en un acantilado de rocas volcánicas. Inolvidables postales también nos brindan el cabo Girao, el segundo acantilado marino más alto del mundo gracias a sus 580 metros, y Ponta do Sol, uno de los destinos más luminosos de la isla.
2. Malta
Megalitos, descomunales fortalezas, mazmorras medievales, casitas color ocre, arenales casi vírgenes, trepidantes puertos pesqueros, atardeceres de ensueño y la gruta de Calipso: las islas de Malta remontan su historia a los tiempos mitológicos atrayéndonos con su historia y su verde paisaje salpicado de viejas iglesias de tintineantes campanarios y pequeños pueblos. Por estos y otros muchos motivos puedes visitar este verano este maravilloso enclave Mediterráneo.
La antigua capital maltesa, Mdina es una ciudad fortificada medieval que conserva suntuosos palacios –muchos levantados en la época aragonesa-, monasterios, iglesias y un museo que expone, principalmente, antigüedades romanas. Y a unos kilómetros de este enclave amurallado nos vamos a topar con Rabat, otro de los atractivos de la isla de Malta que custodia las catacumbas de San Pablo y Santa Ágata, una villa romana e iglesias barrocas.
En el norte de Malta está Villa Popeye, una aldea en la que se rodó la película Popeye, adaptación del famoso personaje de cómic. En la actualidad sigue funcionando como un parque temático destinado a toda la familia. Pero no ha sido la única que se ha grabado en esta isla del Mediterráneo. Películas como El Conde de Montecristo, Gladiator, Troya o, más recientemente, Ágora, se han filmado aquí.
De gran interés es también la Gruta Azul, un sistema circundante de cavernas naturales que reflejan los brillantes colores fosforescentes de la flora submarina. Es la más grande y espectacular de las numerosas cuevas del litoral.
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3. Cruceros por el Mediterráneo
Recorrer el mar Mediterráneo a bordo de un barco de cruceros es una experiencia inolvidable y muy apetecible cuando llega el verano. Los cruceros, dotados de las mejores comodidades, pueden partir de Barcelona, Valencia con destino a las mejores playas de la Riviera Francesa. Tras varias escalas, los cruceros pueden continuar hasta Italia. Del puerto de Livorno parten las excursiones a dos de las ciudades italianas imprescindibles de visitar, Pisa con su torre inclinada y Florencia, cuna del renacimiento italiano y heredera de un patrimonio artístico inigualable. Los cruceros suelen tener también una parada en Civitavecchía, lugar de partida para la visita a Roma, la ciudad eterna y epicentro del antiguo Imperio Romano que tantos vestigios ha dejado en sus calles. Nápoles, capital del sur de Italia rebosante de vitalidad, y Palermo, en la isla de Sicilia, son otras de las visitas que se pueden realizar en un crucero por el Mediterráneo, sin hacer y deshacer las maletas.
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4. Polonia
Polonia es un precioso paraíso aun por descubrir y el verano es el mejor momento. En este hermoso país se puede disfrutar tanto de ciudades llenas de arte y encanto como de parajes naturales únicos. Polonia es naturaleza, veintidós Parques Nacionales, noventa Parques Naturales y más de mil Reservas hacen de Polonia uno de los enclaves más puros y vírgenes de Europa. Se puede disfrutar con paisajes únicos, con especies de animales en libertad como los bisontes, con el increíble espectáculo que ofrecen miles de aves surcando los cielos de Polonia, con enclaves únicos como el de la mina de sal de Wieliezka, aún en explotación con galerías subterráneas que conducen a capillas excavadas en la sal con esculturas impresionantes, o bien, con travesías en barcos que navegan por el Canal Elblaski. Fundiéndose con este impresionante despliegue natural, las ciudades polacas constituyen verdaderas piezas de arte en las que el viajero puede sumergirse y dejarse llevar por el embrujo de palacios, castillos, fortalezas, iglesias, sinagogas, museos, plazas, jardines, parques y calles llenas de vida donde se puede disfrutar con la excelente gastronomía polaca o bien, con las múltiples actividades culturales que en ellas se celebran, en especial la música; no en vano Polonia es la patria de Chopin, el célebre compositor romántico, que con sus notas deleita el espíritu de todos los visitantes.
5. Punta Cana (República Dominicana)
Punta Cana es una realidad de un centenar de kilómetros de costa en el extremo este de República Dominicana – unas veces bañadas por el Caribe y otras, menos, por el Atlántico-, interminables playas de arena blanca inmaculada, bosques de cocoteros y selvas de manglares –como telón de fondo- que se confunden con el litoral, aguas de color verde turquesa o azul tornasolado, dependiendo de la zona, y una espectacular barrera de coral bordeando la costa. Pero hay más. Punta Cana, con su ritmo sensual y sabor dulce, permite a aquellos que buscan el aislamiento total, pasar horas y horas tumbado en una hamaca bajo su reluciente sol o a la sombra de una palmera, realiza
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