Por increíble que parezca, en este pueblo asiático podrás degustar comida local en sus puestos callejeros, dar largos paseos en barca o conocer pueblos ancestrales.
Probar la comida callejera
Estamos convencidos de que la mejor comida vietnamita se encuentra en los puestos callejeros. Por eso, os recomendamos que mientras callejea por el centro de ciudades como Hanoi o Ho Chi Minh, entre visita y visita, eches un ojo a los puestos que ofrecen comida ya que cada uno se especializa en un plato. Mira con atención aquellos en los que se prepara bánh mi, la versión vietnamita de los bocadillos que preparaban antiguamente los franceses. Este delicioso manjar elaborado con trozos de cerdo a la parrilla, pan francés, mayonesa, rábanos daikon, salsa de chile y zanahoria en vinagre es una auténtica delicia. También puedes probar estas esponjosas delicatessen en la cadena de restaurantes Bahn Mi Bistro por unos 40 dongs. Menos de 20 dongs cobran en el puesto callejero Phuong de la ciudad de Hoi An.
Dar un paseo por el Mekong
Si es de esos viajeros que no se quieren perder nada, te animamos a subirte a una de estas barcas en la ciudad de Cai Rang, donde todos los días se despliega un vibrante mercado flotante con una interesante actividad comercial. Luego podéis continuar río arriba hasta la localidad de My Tho, pasando por increíbles arrozales. La Isla Unicornio es el último punto de interés de este viaje por el Delta.
Pasar un día en la bahía de Halong
La bahía de Halong se encuentra en la parte noreste del país, a unos 165 kilómetros de Hanoi. Incluida en la lista de los lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, esta increíble bahía de unos 1.500 kilómetros cuadrados esconde en su interior unos 3.000 islotes de piedra caliza entre aguas de color esmeralda donde viven cerca de 1.600 personas en pequeñas villas flotantes de pescadores. Las islas se caracterizan por su interminable número de playas tranquilas, grutas, cuevas y montañas.
Si te apetece conocer este lugar único en el mundo, puede hacerlo explorando sus cuevas. Hasta la pequeña isla de Bo Hon tienes que acercarte para adentrarte en la cueva Sung Sot, bautizada por los franceses como la Isla de las Sorpresas tras descubrirla a principios del pasado siglo. Situada a 25 metros sobre el nivel del mar, para acceder a ella debe ascender por una estrecha y empinada escalinata oculta entre la vegetación. Un viaje emocionante a un mundo lleno de piscinas naturales y rocas inusuales que se han modelado con el paso de los años, como la que aparece en la segunda cámara de la cueva en forma de miembro viril.
Despacio y con mucho cuidado hay que acceder a la cueva Thien Cung, de unos 130 metros de largo. Boquiabiertos te van a dejar las extrañas imágenes de pájaros, flores y escenas de la vida cotidiana que se pueden ver en la sala principal y una cascada natural que cae a tres pequeñas charcas al final del recorrido.
Adentrarte en la zona de Sapa
En la zona de Sapa, al norte de Vietnam, viven los Hmong, un pueblo valiente que llegó hace 300 años a estas montañas huyendo de los continuos ataques de otras tribus más guerreras. Asentados en valles, los Hmong lograron convertir estas inhóspitas tierras en terrazas para cultivar arroz y zonas en las que su ganado pudiera campar en libertad. Esta etnia minoritaria, que hoy en día es la más numerosa en Sapa, con más de un millón de personas, se distingue por sus tradiciones, sus costumbres y, por supuesto, su ropa, normalmente negra con detalles en las mangas en diferentes colores (verde, rojo y morado), o marrón. Es difícil verlos sin su sombrero.
A los pies de las montañas también se suelen encontrar a la tribú Tay, el segundo grupo más numeroso en todo Vietnam. Agrupados en pequeñas aldeas, junto a ríos, las mujeres suelen llevar faldas largas, un poco más abajo de las rodillas, de color azul oscuro, como el resto de las prendas, tanto de hombres como de mujeres. La parte más alta de la montaña, en cambio, ha sido el lugar elegido por la tribú Giay para establecer sus pequeños grupos en los que viven un total de 30.000 personas.
Oír la historia de la Guerra de Vietnam
Este conflicto bélico acabó con el ejército de Estados Unidos al no lograr expulsar a los guerrilleros vietnamitas de sus refugios subterráneos. Lo intentaron con explosivos, con gas de acetileno y con los llamados “ratas de túnel” (soldados adiestrados para arrastrarse durante horas por recónditos espacios)… y aún así los vietnamitas seguían atacándoles desde cualquier flanco y robándoles las provisiones por la noche. Parecían, según han relatado algunos soldados, fantasmas que aparecían y desaparecían en unos segundos. Estos túneles subterráneos de Vinh Moc, de un metro de altura, situados a 12, 15 y 23 metros de profundidad, fueron cavados con las propias manos de los soldados que perforaban cada día un metro. Al acabar la guerra se contabilizaron casi 220 kilómetros de túneles en los que llegaron a vivir durante más de 10 años unas 10.000 personas.
Si quieres vivir un viaje así, nosotros te proponemos varios circuitos por Vietnam